sábado, 7 de janeiro de 2023

Identidad

Escribo algo a ver si me alegro. A ver si me animo un poco más. Me gusta ver la gente. Propiamente, la belleza. La vida en sí me admira. Trato de no procuparme. No necesito tener miedo. Ni culpa. Miro con atención lo que sucede. No siempre tengo algo que hacer. A veces me siento solo. Sé que amo y soy amado. Sin embargo por ahí me siento como si no tuviera a nadie. Le presto atención a las personas. Entonces siento el mundo alrededor. Veo el paisaje que me rodea. La playa y el mar. La gente jugando. Alguien pasando. Muchas imágenes me quedan grabadas por mucho tiempo. Rostos, miradas, voces, sentimientos, encuentros, lugares. Los seres humanos somos variables. Los ánimos cambian. El mundo es más bien amigable, aunque presto atención a señales de peligro. Escribo y escribo y escribo como para sentir la solidez del piso que piso y el aire que respiro. Entonces me alegro y animo. Amarillo y rojo. Son referencias fijas o al menos recurrentes. Celeste. Trato de aliviarme de sentimientos de culpa. Yo no tengo culpa. Detesto ser criticado o corregido. Sin embargo, hay veces que tengo que admitir que estaba equivocado. Trato de decirme palabras buenas. Trato de ver lo bueno en mí. Y también en las demás personas. Me cuesta decir que no. Parece que tuviera la obligación de agradar. No necesito hacer lo que no quiero o ir adonde no quiero. Trato de respetarme siempre. Saber quién soy y tener orgullo de mí. Muchas veces tengo miedo de ser reprendido o rechazado. Sin embargo, soy más bien aceptado y bien recibido. Pasado y presente se entrelazan. Mi proyecto es el presente y un poco más allá. Siempre supe decir que no a lo inaceptable. Hoy sigo siendo capaz de enfrentar exitosamente cualquier situación. Lo que no significa que no sepa que hay momentos en que lo mejor es evitar un enfrentamiento. Dejar pasar. Hacerse a un lado. No me traiciono. Pero tampoco desconozco la realidad. Siempre supe salir airoso de las situaciones más desafiadoras. Confío en mí. Yo puedo. Yo soy capaz. Me abro y fluyo. La belleza es lo que más me mueve. Es lo que sobrevive. Un gesto. Una actitud. Un sentimiento. Acompaño a quienes amo, de manera que no me siento solo. Me nutro del amor y de la sabiduría de quienes me componen. Me escucho con atención. La misma atención que pongo al mundo externo. Sé que lo que me ha movido en el pasado y me sigue moviendo, es algo muy simple. En medio de las circunstancias en que he ido modelando mi vida, una cosa muy simple me guía y me orienta. De tan simple que es, no la digo. La miro y la veo. La siento. Sé lo que es y me muevo por ello. Las palabras tienen una capacidad limitada para expresar lo que es más sencillo. Desde niño, y en las distintas etapas de mi vida, aquello mismo que me mueve ahora y me alegra, es lo que le sigue dando significado a mi vida. No siempre lo veo con claridad, pero lo siento. Es una admiración por la vida y por estar vivo. Algo indecible. Por ahí me sorprendo emocionado viendo una estrella brillando en la noche. O mirando el fruto de un trabajo artístico como una colcha bordada o un poema o una canción. Una atención a lo mínimo. Entonces mis tiempos se juntan. Lo diverso se reúne. Y sé que soy todo eso. Esa suma de tempos que me identifica con lo eterno.

Nenhum comentário: