terça-feira, 15 de março de 2011

Mosaico mandálico fluye

Hay días que te levantas así, como queriendo jugar con la vida, queriendo jugar con ese tu modo de creer que las cosas son de varias maneras al mismo tiempo, con esa tu forma de ser, que parece ser confusa pero es tan traslúcida como el agua de la fuente. El día va yendo, y vos te vas dejando llevar por el día, dejándote llevar por la vida, a veces agarrando el timón y queriendo ir hacia la orilla o hacia el horizonte, o bien como ahora, dejando que las letras vayan viniendo y tú, como un niño, viendo a ver qué viene. Dejas la hoja en blanco, la frase como en suspenso, a ver qué es lo que puede llegar a venir, si es que viene, si no es que viene y va. El día va yendo, vas viniendo, dejándote llevar por el incesante fluir de la vida. Ella va y viene, no sólo tú, ella también va y viene. Se olvidó algo en el piso de arriba y lo va a buscar, como tantas veces también te olvidas de alguna cosa y la vas a buscar. Ya has andado por las calles y por las veredas de la ciudad. Por la beira-mar, apañando una lluviecita. Ido a la universidad y vuelto, pensado en ella como la cosa más importante de tu vida. Ella, que está aquí a tu lado ahora mientras escribes estas cosas. Ya has visto algunas miradas, te has visto en algunos ojos, en los espejos, como decía Borges. Borges, Borges. Incesante Borges de los mil espejos. Has olido la tierra mojada, las plantas después de la lluvia. Has leído algún mensaje que te recuerda las cosas que aprendes en esta etapa de la vida cuando aquél crepúsculo infinito te acompaña, muchas veces, como la certeza absoluta de una recepción ilimitada del otro lado, del lado de allá de tus días. Ahora escuchas una máquina en la construcción de la esquina, y la tarde va pasando, lentamente, como la arena por el reloj de arena. Y no te preocupa si una metáfora está un poco sobre-explicada, sigue siendo lindo, pensar la vida como esos granitos de arena que bajan hacia la parte de abajo del reloj, de esos vítreos mundos de tiempo de medir el tiempo. A veces juegas a dar tres espacios antes de entrar en actividad, para evitar la reacción, el preconcepto, lo que no debe salir pues es apenas rechazo. Juegas a tratar de encontrar la realidad y no lo que piensas sobre ella. Y ella suspira a tu lado, con el calor de la tarde. Y la máquina en la construcción de la esquina. Fuiste al Shopping a ver con ella unos vestidos para ella. Mirabas su rostro, tanta belleza. Ahora la noche ha llegado. Sueños con Adalberto Barreto y seu Chico. Balas de cañón, una de ellas de oro. El día está terminando. Como un artesano, pones la última piedrita y te despides de quien está leyendo estas palabras. Boa noite.

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