domingo, 8 de abril de 2012

Tiempo detenido

Hay días en que el tiempo parece haberse detenido. Miras los árboles, las palmeras, el lago del parque, y todo parece inmóvil. Ya desde temprano, notabas una ausencia casi total de pensamientos. El dia fue yendo, fuiste a caminar alrededor del lago, almorzaste, y todo seguía en esa casi total inmovilidad y quietud. Puede parecer redundante, pero es que era tan grande la sensación de que todo estaba detenido, que aunque caminabas y escuchabas, todo parecía estar quieto. Hasta los cantos de los pájaros, a la tarde, estaban como contenidos en sí mismos. Eran sonidos que no se propagaban, giraban y permanecían en el mismo lugar. Uno va anotando estas impresiones, pues cada día tiene al menos una, y al registrarla, se va borrando la falsa sensación de repetición que pueda haber ido creando la rutina. Compraste empanadas en una casa de comidas del barrio, y dentro de esa casa, las luces, las paredes, la decoración, hasta el habla de la chica que te atendió, parecían estar envueltas en una lentitud notable. Ahora el día va terminando, y esa misma sensación de quietud sigue impregnando todo. Ella lee en la sala, tu padre se ha ido a dormir, y estas últimas letras llegan a la página como queriendo confirmar la inmovilidad casi total de este día.

Nenhum comentário: