domingo, 28 de abril de 2013

¿Qué podrías llegar a decir de un día así? Un día que comenzó a todo vapor. Un día en el que parecía que todo sería posible. Un día en que la lluvia. Y los charcos en la calle. Y tú saliendo a caminar por la tarde, viendo los autos pasar y las flores de la casa de enfrente. Un día en que los recuerdos. Pero si mal no recuerdo, esto de los recuerdos ya venía viniendo. Y, sí, los recuerdos están siempre viniendo. Pero hay días en que el pasado está tan presente. Hay días en que el pasado es el presente. Me puse a dibujar un arco-íris en un bloc de dibujo en la mesa de la sala. Pintando despreocupadamente. Pintando o dibujando, pues eran lápices acuarelables, de esos como los que usaba cuando era chico. La cuestión es que mientras iba dibujando el arco-iris, el rojo intenso, el rojo menos intenso, el naranja, el amarillo, los verdes. Miraba los colores y a veces los sentía. A veces sentía los colores, otras veces, solamente pintaba, o dibujaba. En el fondo, una leve elevación de terreno. Pensé por qué no serían montañas. Por qué no las montañas de Mendoza. No sé por qué, pero fue solamente una leve elevación del terreno. Y bien adelante de quien mira, casi viniéndosete encima, un río caudaloso, pasando delante tuyo y debajo del arco-íris.

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