Esta tarde,
amarillo. Amarillo del centro de una flor. Una zinnia. La corola
amarilla me recibía. El amarillo es muchas cosas. Muchos
sentimientos. Refugio. Recogimiento. Amor. Consuelo. Paz.
Tranquilidad. Estaba en un supermercado atestado de gente. Me acordé
de este color. Un color es un lugar. De inmediato, me tranquilicé.
Me aquieté. Pude ir sintiendo tranquilidad, cada vez más. Busqué
un lugar menos agitado. Recordé la corola amarilla de la zinnia.
Recordé el poema de Jorge Luis Borges, que dice: “el camino es
fatal como la flecha, pero en las grietas está Dios, que acecha”.
El amarillo era esa grieta con Dios.
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