terça-feira, 23 de fevereiro de 2010

Bom dia

Ese día, como tantos otros, se levantara sin alguna finalidad o propósito determinado. Lo de siempre, esa lenta manera de ir llegando de a poco, de irse dando cuenta muy lentamente de que estaba vivo, de que otro día había comenzado. Entonces, desperezarse, ir encontrando los pensamientos y sentimientos del día anterior y los de ese día. La moto que pasa, los pájaros cantando, el sol iluminando las plantas de la mata enfrente, los primeros e-mails del día Todos somos parte de esa historia, dice uno de ellos, y es así. El cordobazo, el mendozazo. Todo eso y más, mucho más, eres tú que me lees a esta hora del 23 de febrero, un día que empieza con calor y canto de pájaros y aroma de flores de la mata y el vecino que empieza a mover los metales de su taller. Talvez vayas a buscar el libro a la librería. Talvez hagas gimnasia más tarde. Las palabras van abriendo camino, van dejando venir lo que debe venir y te admiras de leer estas cosas que no habías programado escribir. Empieza una nueva vida. Buen día, o, si prefieres, bom dia.

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