quinta-feira, 17 de janeiro de 2013

El tiempo viene llegando

A veces, el tiempo viene llegando. Es como si tuvieras que esperar para que el tiempo llegue. ¿No parece curioso esto? Esperar que el tiempo llegue. Pero es así. A veces, uno tiene que parar para esperar al tiempo. Has vivido ya tantas cosas. En tu vida y en el día. Un día es mucho tempo. La vida entera, entonces, ni te cuento. Por eso a veces tienes que dejar que el tiempo llegue. Que lo que has vivido, se vaya armando como un rompecabezas, como una mandala dentro de tí. Entonces cada cosa va ocupando su lugar. La reunión de esta mañana, y el jardín de infantes. La charla en las Librerías Paulinas, y la subida al Cerro de la Gloria. Todo se va juntando. La vista del mar de mañana, el cielo y las nubes, y la vista del mar por la noche, los barcos blancos flotando en la negritud del mar-cielo unificado. Las prioridades: esto primero, lo otro más tarde. Todo se va ordenando, todo se va organizando. Y tú te organizas también, cuando dejas el tiempo llegar. Cuando dejas que lo vivido vaya ocupando su lugar. Cuando la memoria y la atención van acomodando cada perqueña cosa, en esa mandala cósmica de los dias, de la vida, de tí mismo.

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