Esta mañana, sentí
que había una posibilidad. Se había soltado el mecanismo compresor.
Los “debe.” Los “debería.” Respiré hondo, con una alegría
que no sabría expresar. Nadie tiene la obligación de falsearse para
ser aceptado. La puerta se abre desde adentro. Esta mañana sentí
esto. No necesito forzarme a ejecutar papeles. No necesito estar
violentándome permanentemente, en función de programaciones ajenas
que internalicé. No quiero eso. Eso no es mío.
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