Mientras pintaba
este amarillo, que me venía rondando desde hace días, pensaba que
los colores son sentimiento y memoria.
Unas flores que me eran muy
queridas en mi niñez, y que vi en Rosario, cierta vez que viajé a
esa ciudad con mi madre.
Mi familia. El amor. Mis amigos. Van Gogh.
Esto lo vengo diciendo desde hace tiempo, porque lo siento y lo vivo.
Cada vez más, la experiencia.
La vivencia. Lo que uno conoce por sí
mismo y en sí mismo.
Los soles que he sentido a lo largo de mis
días. ¡Tantos soles,
tantos caminos, tantas flores!
Toda esta familia reunida en mi
corazón, desparramada en distintos lugares del mundo y en otros
planos de existencia.
Todos aquí. Aquí todo yo.
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