segunda-feira, 2 de outubro de 2017

¿Por qué no?

Empieza el día. Todo es posible, a esta hora. Es el momento en que la vida está en estado virginal. “Despiértenme las aves con su canto suave no aprendido, no los muchos cuidados de que es luego seguido...” dice el poema. De hecho, en seguida vienen las imposiciones, lo aprendido, lo que creo que debería ser o hacer. Ahora respiro hondo y trato de permanecer en esta línea divisoria entre este estado previo, y lo que ya está ahí como al acecho, tratando de imponerle una dirección a mis actos. Me quedo como contemplando y mirando. Viendo qué es lo que viene, en medio del canto de los pájaros, y de este intento mío por dejarme ir en el día. Seguir un rumbo. De hecho, ya me alegra haber venido a escribir, y no haberme lanzado imediatamente a hacer otras cosas. Es decir, elegí algo que para mí es más auténtico, me plenifica, me da más satisfacción y sentido. A lo largo del día, será esa conocida lucha entre lo que creo que debería hacer, lo que me gustaría hacer, y lo que es posible. Creo que la existencia es mucho esto. Un conflicto entre el deseo y la posibilidad. El deber y la libertad. Aunque la he buscado, no encontré todavía una receta. Algo infalible que me garantice siempre hacer la buena elección. La experiencia, la fe. La observación. La atención. La decisión y la voluntad. Todo está en juego. Todo será un ir viendo qué es posible en cada momento. Muchas veces no habrá casi tiempo para reflexionar antes de decidir. Tendré que confiar en mis reflejos. Buen día. 

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