Esta mañana volví de Carlos Paz con
María, y ahora trato de reunir aquí algunas impresiones antes de
que puedan desdibujarse. Unos días para nosotros mismos, que hacía
mucho tiempo no nos tomábamos. Un departamento prestado por una
colega de la Terapia Comunitaria Integrativa, cuya generosidad nos
permitió estar un tiempo volcados más hacia nuestra propia vida
como pareja. Días sin horario de levantarse ni de hacer nada. Tiempo
sin obligaciones. Salir cuando el tiempo lo permitía, y dejarnos
llevar por la búsqueda de un sol que amenizase la temperatura.
Llegar al McDonald en la avenida principal y tratar de conectarse con
la internet a ver si había alguna noticia de familiares y amigos.
Clima de mundial. Permitirse mirar dos partidos importantes de esta
recta final en dirección la definición del campeonato mundial de
fútbol. Sentarse como todo el mundo frente al telón gigante en la
Galería del Sol y ver el juego tenso de Argentina con Holanda.
Entregarse a la alegría durante la resolución por penales. Recobrar
de a poco una familiaridad que se viene presentando, con esto de
estar más por la Argentina. Sentimientos viejos que vuelven, y un
país que de a poco uno va pudiendo sentir otra vez más dentro de
uno. No fué fácil el exilio, ni es fácil el retorno, aunque sea
provisorio e intermitente. Volver a Mendoza después de estos días
por las sierras de Córdoba. El paseo por Capilla del Monte a
toque de caixa, como decimos en Brasil. Permitirse fluir en
alguna medida, en un tiempo de nada para hacer. Descubrir que el
mundo sigue andando. El viaje en ómnibus por la noche, y descubrir
que hay aquí en la tierra mendocina, algo muy mío, una energía que
solo siento aquí.
Um comentário:
Que Bueno Rolando!
Me alegro mucho por ustedes.
Tomarse un tiempo para uno mismo es muy valioso.
Postar um comentário