sábado, 13 de setembro de 2014

Arte

Estoy leyendo nuevamente “La caída de la casa de Usher”, de Edgar Allan Poe. Y lo que me fascina, en esta nueva visita a este texto ya tantas veces leído, es que me aproximo del mismo como quien se acerca a una obra de arte, para contemplar otra vez su belleza. Todo está como las veces anteriores, del mismo modo, en el mismo lugar. La misma maestría en la elección de las palabras por parte del autor, la misma sensación de estar dejándome llevar por un embelesamiento que sin duda será igual o casi igual que las veces anteriores. Pero como una bella estatua o un bello jardín o una puesta de sol o las estrellas, mirar lo bello no cansa, aunque sea casi como una exacta repetición de vistas anteriores.

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