terça-feira, 5 de maio de 2015

Inclusión

La violentísima represión policial contra los colegas docentes de Paraná (Brasil) la semana pasada, tuvo la virtud de traerme de vuelta aspectos importantes de mi identidad. Mi historia, mis memorias como joven estudiante resistiendo a la dictadura de Onganía. Todo es como un rompecabezas que se va armando y desarmando. Armando y desarmando. A veces tengo la visión de la vida como una realidad física. Un tejido como de cubos o de hilos que se ordenan y desordenan. Se desordenan y vuelve a ordenarse. Esto me da un descanso bárbaro, ya que dejo de pensar tanto y de interpretar. Simplemente veo, y este ver está asociado a una comprensión integrada. Es diferente de la comprensón intelectual, ya que incluye a los sentimientos. Es una comprensión integrada. Probablemente esto tenga que ver con el hecho de que estoy en Mendoza, y el otoño es una invitación a una inclusión en un mundo más amplio, de belleza y armonía. A veces me sorprendo en algunos debates internos sin futuro: a favor o contra el gobierno. Todo eso está tan lejos. Todo eso está tan en las manos de intereses corporativos sobre los cuales no tengo el menor poder de intervención. Pero el mundo más cercano, ese mundo interno y a mi alrededor, que se ha ido llenando de gente en los últimos tiempos, ese es mi mundo. Ese es mi lugar.  

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