Esta tarde, pinté un pequeño cuadro con un sol amarillo en el
centro, y fondo azul. Mientras iba juntando los materiales de pintura, sentí
alegría. ¿Sería
con esa alegría que jugaba con colores cuando era niño? Al ir poniendo el
amarillo sobre el papel, recordé tantas otras veces que repetí el mismo gesto, con
otros materiales o con esa misma pintura a dedo. Es notable como todo se
conserva en la memoria. Esta mañana recordaba colores verde hoja y azul/azul
claro. Estos colores me remitían a lugares y situaciones precisas. El verde hoja,
a las clases de pintura que tuve con una profesora cuando niño, que nos llevaba
al parque San Martín, en Mendoza, y nos hacía observar la variedad de tonos de
verde del follaje. El azul y el azul claro, me traen la presencia de una persona
muy querida que es como un cielo o un mar.
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