Muchas veces me parece que tengo algún
problema, alguna dificultad, o que algo anda mal. No hay ningún
problema ni ninguna dificultad, ni nada anda mal. Pero es como que
hay una especie de programación para que piense que sí, que algo
anda mal, o que hay algún problema. Es una programación sutil, y al
mismo tiempo bastante evidente. Forma parte del padrón cultural más
amplio de la sociedad. Sin embargo, no tengo la obligación de acatar
eso. Basta mirar de cerca, para que desaparezca. Hoy el día ha
amanecido claro en Mendoza. Pienso en algunos amigos y amigas que
viven en Joao Pessoa. Otras personas queridas que viven en distintos
lugares de Argentina y Brasil. Pienso en la vida que llevo. La salud
que tengo. Las cosas que me interesan y a las cuales me dedico. No
hay motivo para pensar que algo ande mal. No anda mal. Al contrario,
todo anda bien.
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