quarta-feira, 7 de março de 2018

Mujeres, femenino

¿Qué podría llegar a decir yo sobre el día internacional de la mujer? Nada, probablemente. Diría talvez algunas cosas sobre las mujeres, pero no es necesario que lo diga ahora, en este día. Hoy las atenciones están movilizadas en dirección a reivindicaciones y derechos. Justicia. Algo inalcanzable en la sociedad no diré machista o patriarcal, sino capitalista. Sobrevivencia, resistencia, es lo que esta sociedad posibilita. Y la resistencia tiene que ser más creativa que resentida, para no alimentar la espiral del odio y la violencia. Me atrevo a decir que hoy hay que ser radical, para poder ser subversivo realmente. Radicalidad no tiene nada que ver con enfrentamento o choque. Más vale yo diría que se trata de ver. En vez de ir adonde quieren que vayamos --y nos estimulan de las maneras más sutiles e irresistibles—ir adonde nuestra propia historia nos determina. Libremente. Concientemente. Con esa sabiduría que algunas mujeres tienen, y a la que trato de permanecer accesible. Esperar. Esperar el momento justo. El modo adecuado. Talvez no tanto en las calles, o no sólo en las calles. Sino más bien en los espacios intersiticiales. En las rendijas. En los lugares donde nadie está mirando. Pueda ser que ahí, pueda ser que así, podamos además de resistir, parir un mundo nuevo. Un mundo realmente amoroso y digno. Justo. Con una justicia que no dependa del estado ni el dinero o el poder, que son la negación de la justicia. Pero no estoy aquí para panfletear sino más bien para ver si encuentro manos amigas, manos solidarias, femeninas o masculinas. Capaces de seguir plantando y cosechando, escondidamente, aquello sin lo cual no se vive. Amor y paz. Felicidad y bondad. Alegría y belleza.

Foto: Anais Nin, escritora.

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