Ya había caído el sol. Oigo el sonido
del mar. ¿Cómo resumir
un día que todavía no terminó? Una sensación de alivio en el
pecho. La sensación del deber cumplido, diría mamá. La sensación
de estar donde debo estar, haciendo lo que tengo que hacer. El día
no se ha ido. Es de noche, y se oyen voces en la posada. Primer día
del encuentro de formadores en Terapia Comunitaria Integrativa en
Morro Branco. Recuerdo las conversaciones en la rueda de conversación
de la tarde. Haber dejado la condición de víctima. Saber que uno
puede. Saber que yo puedo. Saber que juntos podemos más. Saber que
el sueño continúa. Ya no es tiempo de discursos, de tratar de
convencer a nadie o convencerme a mí mismo. No hay nada de lo que me
quiera convencer. Tantas instrucciones al comienzo del día. Deberías
hacer esto. Deberías pensar así. Deberías, deberías, deberías.
No debo nada. Sólo debo ser feliz. Disfrutar de la vida y ser feliz.
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