Y ahora, cuando el día ya se va
metiendo dentro de la noche. Ahora que la luz del cielo ya va
diciendo que va llegando la oscuridad. Ahora que voy poniendo estas
letras en la hoja, como para ir diciendo que yo también me voy yendo
a ese lugar donde la noche nos cobija. Ahora, en este mismo instante
en que la hoja es como un barco que va buscando orilla. Ahora ya es
tiempo de dejar estas líneas y simplemente dejarse ir hasta ese
lugar adonde las memorias se van organizando hasta el silencio.
El
silencio y la palabra. La palabra y el silencio. Hoy pensaba en ésto:
cuánto decimos sin palabras. Cuánto es posible decir sin decir
nada, sin emitir un único sonido. En esos momentos en los que
simplemente no hay nada que decir. Permitirse el silencio también,
con su locuacidad. Permitir que el silencio nos diga cosas,
calladamente, a su modo, silencioso.
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