También volvió mi río interno. El río que corre por
dentro de mí. Esto es mi sensibilidad. Una cierta fragilidad. Un estado de
indefensión que aprendí a taponar por fuerza de las circunstancias. Exigencias de
supervivencia. Pero ahora que mis raíces están de nuevo firmemente hundidas en la
tierra, fluye nuevamente el agua interna. Vuelve a fluir ese río interior, que
me irriga por dentro. De pronto ya no hay tanto de lo cual defenderme. De repente
puede ser que haya un lugar para mí en el mundo, de esta manera como soy. Puedo
decirlo de manera afirmativa. Hay un lugar, sí. Puedo ser como soy, no necesito
negarme para estar en este mundo, entre la gente. Gente como yo, agua en el
agua.
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