Como tantas otras veces, me pongo a escribir ahora,
como una forma de ir pasando el tiempo, e irme pasando en limpio también. Ir
trayendo la vida al papel. Es una forma de pasar el tiempo, y es una forma compartida.
Es también una forma de irme trayendo de vuelta, ir volviendo a un tiempo primero,
un tiempo original o infantil. No escribo ahora por tener algo en particular
para decir, o tal vez sí. De tanto decir lo mismo, de tanto insistir em esto de
ir trayendo la vida al papel e irme trayendo a mí mismo en esto del escribir,
la palabra ha ido ganando una dimensión y una voluntad y movimiento propios. La
palabra viene a decir cosas, y yo estoy aquí como testigo y ayudador en esta
tarea. La palabra soy yo mismo, sos vos mismo o vos misma, la palabra es todo
lo que existe, como dice Jorge Luis Borges en aquél poema: “Para una versión
del I King, el libro de las mutaciones.” Cuando esto ocurre, estoy en la unidad,
soy unidad, soy todo lo que existe, no hay distinción entre yo y algo afuera
mío, porque no hay más adentro y afuera, sino solo uno. Unidad.
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